Podría abrir una operación y simplemente mirar el gráfico hasta que mis ojos se pusieran rojos. Si el precio se moviera en mi contra, mi corazón se detendría, mis palmas sudarían.
Y si el precio se moviera a mi favor, aún cerraría demasiado pronto, pensando: “¿Qué pasa si se revierte ahora?”
Luego vino de nuevo la frustración, esa sensación de que estaba haciendo todo mal.
Con el tiempo, me di cuenta de que esas dudas me obligaron a buscar un sistema.
Entendí que si no establecía reglas claras, el mercado me controlaría en lugar de que yo lo controlara.
Aprendí a filtrar información y a confiar solo en mi estrategia. Trabajar no con dudas, sino con un plan.
Y lo gracioso es que ahora estoy agradecido por esas dudas.
Si no fuera por ellos, no habría aprendido disciplina.
Mi debilidad se convirtió en un punto de crecimiento.
Amigos, les recomiendo que hagan lo mismo: conviertan sus debilidades en puntos de crecimiento, y los resultados les sorprenderán.
Esta página puede contener contenido de terceros, que se proporciona únicamente con fines informativos (sin garantías ni declaraciones) y no debe considerarse como un respaldo por parte de Gate a las opiniones expresadas ni como asesoramiento financiero o profesional. Consulte el Descargo de responsabilidad para obtener más detalles.
Una debilidad que me hizo crecer
Cuando empecé, mi mayor debilidad era la duda 😅
Podría abrir una operación y simplemente mirar el gráfico hasta que mis ojos se pusieran rojos. Si el precio se moviera en mi contra, mi corazón se detendría, mis palmas sudarían.
Y si el precio se moviera a mi favor, aún cerraría demasiado pronto, pensando: “¿Qué pasa si se revierte ahora?”
Luego vino de nuevo la frustración, esa sensación de que estaba haciendo todo mal.
Con el tiempo, me di cuenta de que esas dudas me obligaron a buscar un sistema.
Entendí que si no establecía reglas claras, el mercado me controlaría en lugar de que yo lo controlara.
Aprendí a filtrar información y a confiar solo en mi estrategia. Trabajar no con dudas, sino con un plan.
Y lo gracioso es que ahora estoy agradecido por esas dudas.
Si no fuera por ellos, no habría aprendido disciplina.
Mi debilidad se convirtió en un punto de crecimiento.
Amigos, les recomiendo que hagan lo mismo: conviertan sus debilidades en puntos de crecimiento, y los resultados les sorprenderán.