El nuevo modelo de activos genera controversia: los intentos de digitalización de las empresas cotizadas provocan debate
Recientemente, el intento de una empresa cotizada de operar activos digitales ha suscitado una amplia atención. Los coleccionables digitales y los productos de activos físicos no financieros (RWA) lanzados por la empresa han obtenido una gran atención en poco tiempo, pero también han generado numerosas controversias.
Esta empresa lanzó primero un coleccionable digital vinculado a los derechos de ingresos por promoción de marca. Los poseedores, al cumplir ciertas condiciones, pueden obtener durante tres años ingresos en efectivo equivalentes a la cantidad de dividendos de las acciones de la empresa. Luego, la empresa anunció que había completado la emisión de sus primeros 10 millones de productos RWA no financieros, digitalizando los derechos de uso y operación de equipos de ingeniería.
A primera vista, estas prácticas reflejan la filosofía de Web3, logrando la digitalización de activos, la incentivación de usuarios y la difusión de temas. Sin embargo, tras un análisis más profundo, no es difícil darse cuenta de que estas "innovaciones" en realidad operan en la zona gris de la regulación, presentando numerosos riesgos potenciales.
Primero, tanto los coleccionables digitales como los productos RWA tienen estructuras de derechos poco claras. Los ingresos que obtienen los usuarios dependen completamente del compromiso unilateral de la empresa, careciendo de protección legal. Una vez que surge una disputa, los usuarios pueden enfrentarse a la difícil situación de no tener a dónde apelar.
En segundo lugar, la práctica de combinar el control de las declaraciones con incentivos económicos, en realidad, es una limitación a la libertad de expresión de los usuarios. Si este modelo se imita ampliamente, podría distorsionar la ecología de las comunidades digitales.
Finalmente, aunque el diseño de los productos RWA ha evitado temporalmente ciertas líneas rojas regulatorias, su esencia sigue siendo similar a la de los productos financieros. Si en el futuro se expande aún más la escala o se introducen mecanismos de negociación más complejos, es muy probable que se cruce la frontera de la captación de fondos ilegal.
Para los usuarios comunes, al comprar este tipo de productos, es necesario reconocer que no son equivalentes a derechos de propiedad reales o certificados de acciones. Todos los derechos carecen de protección legal y el riesgo es asumido completamente por el usuario.
Para los emprendedores en la industria de los activos digitales, este modelo no debe ser visto como un ejemplo a seguir. Aunque resolvió el problema de la difusión y la popularidad a corto plazo, no ha establecido realmente una estructura legal sostenible ni un mecanismo de confianza del usuario.
En general, esperamos ver más intentos innovadores por parte de las empresas tradicionales, pero estos intentos deben basarse en fundamentos legales, transparentes y sostenibles, y no simplemente en envolver viejos modelos con el concepto de Web3. La exploración de los límites regulatorios no es lo mismo que un verdadero avance institucional; todas las partes involucradas deben mantenerse alertas.
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DAOTruant
· 07-31 07:16
Quieren tomar a la gente por tonta y ni siquiera saben empaquetarlo, qué molesto.
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CryptoSurvivor
· 07-30 19:48
¿Qué no se ha visto en este círculo? En pocas palabras, es solo un toma de la gente por tonta con una nueva capa.
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MintMaster
· 07-28 14:41
Otra vez vemos a alguien aprovechando el lema de web3 para hacer dinero.
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NewPumpamentals
· 07-28 14:39
Ser engañados nuevo truco, me escapé, me escapé
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LiquidatedDreams
· 07-28 14:38
Más tarde o más temprano habrá explosiones, pobres tontos todavía están persiguiendo el precio.
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GasFeeCryer
· 07-28 14:24
Ser engañados nuevo truco, solo tontos dispersos caerán en la trampa.
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LiquidationWatcher
· 07-28 14:18
Otra vez con esta trampa de digitalización de activos, ya es suficiente.
La innovación en activo digital de las empresas que cotizan en bolsa genera controversia; el empaquetado del concepto Web3 conlleva riesgos.
El nuevo modelo de activos genera controversia: los intentos de digitalización de las empresas cotizadas provocan debate
Recientemente, el intento de una empresa cotizada de operar activos digitales ha suscitado una amplia atención. Los coleccionables digitales y los productos de activos físicos no financieros (RWA) lanzados por la empresa han obtenido una gran atención en poco tiempo, pero también han generado numerosas controversias.
Esta empresa lanzó primero un coleccionable digital vinculado a los derechos de ingresos por promoción de marca. Los poseedores, al cumplir ciertas condiciones, pueden obtener durante tres años ingresos en efectivo equivalentes a la cantidad de dividendos de las acciones de la empresa. Luego, la empresa anunció que había completado la emisión de sus primeros 10 millones de productos RWA no financieros, digitalizando los derechos de uso y operación de equipos de ingeniería.
A primera vista, estas prácticas reflejan la filosofía de Web3, logrando la digitalización de activos, la incentivación de usuarios y la difusión de temas. Sin embargo, tras un análisis más profundo, no es difícil darse cuenta de que estas "innovaciones" en realidad operan en la zona gris de la regulación, presentando numerosos riesgos potenciales.
Primero, tanto los coleccionables digitales como los productos RWA tienen estructuras de derechos poco claras. Los ingresos que obtienen los usuarios dependen completamente del compromiso unilateral de la empresa, careciendo de protección legal. Una vez que surge una disputa, los usuarios pueden enfrentarse a la difícil situación de no tener a dónde apelar.
En segundo lugar, la práctica de combinar el control de las declaraciones con incentivos económicos, en realidad, es una limitación a la libertad de expresión de los usuarios. Si este modelo se imita ampliamente, podría distorsionar la ecología de las comunidades digitales.
Finalmente, aunque el diseño de los productos RWA ha evitado temporalmente ciertas líneas rojas regulatorias, su esencia sigue siendo similar a la de los productos financieros. Si en el futuro se expande aún más la escala o se introducen mecanismos de negociación más complejos, es muy probable que se cruce la frontera de la captación de fondos ilegal.
Para los usuarios comunes, al comprar este tipo de productos, es necesario reconocer que no son equivalentes a derechos de propiedad reales o certificados de acciones. Todos los derechos carecen de protección legal y el riesgo es asumido completamente por el usuario.
Para los emprendedores en la industria de los activos digitales, este modelo no debe ser visto como un ejemplo a seguir. Aunque resolvió el problema de la difusión y la popularidad a corto plazo, no ha establecido realmente una estructura legal sostenible ni un mecanismo de confianza del usuario.
En general, esperamos ver más intentos innovadores por parte de las empresas tradicionales, pero estos intentos deben basarse en fundamentos legales, transparentes y sostenibles, y no simplemente en envolver viejos modelos con el concepto de Web3. La exploración de los límites regulatorios no es lo mismo que un verdadero avance institucional; todas las partes involucradas deben mantenerse alertas.